FORMULACIÓN DE PREGUNTAS

Con el fin de dar una mayor viveza al debate, durante los
turnos de refutaciones se permite que los integrantes del equipo que no está en
el uso de la palabra puedan hacer interpelaciones en forma de pregunta al
orador. Las preguntas sólo podrán ser formuladas cuando el orador que está en
uso de la palabra ceda ésta a la persona del equipo contrario que haya
levantado la mano, quien dispondrá de un máximo de 15 segundos para
formular la pregunta. A la hora de elaborar preguntas, debemos intentar que
sean concisas y claras, y evitar las muy extensas o complicadas.

Para que el debate no se vea interrumpido no se aconseja que
haya más de dos interpelaciones en cada turno, y que éstas no se puedan llevar
a cabo en el último minuto de la refutación, que tendrá la consideración de
“minuto protegido”.

El jurado, la audiencia y nuestros oponentes deben entender
claramente lo que preguntamos. Es aconsejable realizar preguntas en no más de
quince segundos. Ahora bien, ¿para qué hacer preguntas durante un debate? Las preguntas
pueden desempeñar muchas funciones. Una de ellas es la de clarificar algún
aspecto poco entendido en el discurso de nuestro oponente.

En ocasiones, los discursos que introducen temas o sujetos
definidos con poca precisión pueden provocar confusiones. A través de este tipo
de preguntas, podemos asegurarnos de que estamos de acuerdo en sobre qué
estamos hablando y reencauzar el debate cuando resulta necesario.

Otra función común de las preguntas es resaltar debilidades
en los argumentos de nuestros oponentes, ya sea en el uso de evidencias o en
sus razonamientos. De este modo, las preguntas ofrecen una oportunidad para
arrojar luz sobre los defectos que encontramos en los argumentos del equipo
contrario.

En este sentido, es importante tener en cuenta que la
información relevante que pueda surgir durante las preguntas y respuestas debe
ser utilizada por los equipos luego
, de manera ordenada, en sus discursos
restantes. Dicho de otro modo, no alcanza con que la información aparezca
durante el espacio de preguntas y respuestas: los equipos deben mostrar después
cómo esa información permite fortalecer o debilitar algunos de los argumentos
que se discuten.

 

Responder preguntas. Responder preguntas durante un debate requiere habilidades
para hablar de manera espontánea, que podemos fortalecer familiarizándonos con
algunas sugerencias. En general, las respuestas claras y eficaces fortalecen
nuestra credibilidad como oradores y, con ello, la de nuestros argumentos. Es
importante responder transmitiendo confianza y amabilidad a través de los
gestos y tonos de voz.

En ocasiones, nos sentimos “amenazados” cuando somos
interrogados, pero no es bueno que demos señales de miedo o adoptemos una
actitud defensiva al responder. Debemos mantener la calma. Cuando hablamos
agitados o a la defensiva, mostramos una sensación de falta de confianza en
nosotros mismos, lo que dificulta la transmisión de ideas a nuestros oyentes.

Hay que ser concisos, ya que el tiempo de
exposición es limitado. Por una parte, si el espacio es para preguntas entre
ambos equipos, utilizar mucho tiempo para responder puede impedirnos realizar
preguntas propias al equipo contrario. Si, en cambio, debemos responder a las preguntas
durante nuestros discursos, hacerlo nos restará tiempo para desarrollar
adecuadamente nuestros argumentos y refutaciones.

Cuando estamos bien preparados, tendemos a necesitar menos
tiempo para desarrollar nuestras respuestas, ya que los conceptos están mejor
ordenados en nuestra cabeza.

Siempre que sea posible, responder utilizando evidencia.
Las respuestas más persuasivas suelen tener forma de evidencia. Cuando las
respondemos con estadísticas o hechos precisos, mostramos a la audiencia que no
sólo conocemos el tema superficialmente, sino también con profundidad.

Debemos tener en cuenta es no permitir preguntas fuera del
tema en discusión. En ocasiones, las preguntas buscan sacarnos del tema del
debate; se trata de técnicas de “distracción” y pretenden hacernos hablar de
cuestiones que no se refieren a la resolución.

Ejemplo: “No es el tema sobre el que ahora nos corresponde
discutir. Dado que el foco de nuestro debate está en…. voy a retornar a uno de
los argumentos mencionados…
“. Esta respuesta nos permite no perder el
foco de la discusión y mantenerla en el tema sugerido por la resolución. 

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