EVIDENCIA

La evidencia debe estar compuesta por hechos o datos
verificables. Podemos destacar cuatro grupos de evidencias:

         
Evidencia estadística.

 

         
Datos observables.

 

         
Ejemplos e historias.

 

         
Información testimonial, provista por expertos.

 

Evidencia estadística. La reunión de evidencias, a menudo, comienza por la
búsqueda de datos estadísticos. La información cuantitativa es muy utilizada en
debates y no necesariamente debe estar compuesta por estadísticas complejas.

El uso de evidencia estadística puede ayudarnos a fundamentar
nuestras afirmaciones y a avanzar con nuestra posición en el debate. Sin
embargo, debemos ser cuidadosos en su uso y prestar especial atención a la
legitimidad de la fuente y a la existencia de estadísticas discrepantes
respecto al mismo tema.

Internet, por ejemplo, ha contribuido a facilitar enormemente
el acceso a información estadística de todo tipo, en algunos casos, bien
fundamentada y, en otros, no. Cuando buscamos información estadística, debemos
tener en cuenta que provenga de una fuente creíble para nuestra audiencia.

Datos observables. Otra manera de apoyar un argumento es a través de hechos o
datos observables. Si existe algo en el ambiente en el que transcurre el debate
que pueda ser observado inmediatamente por la audiencia, esta evidencia puede
resultar adecuada.

Con frecuencia, es difícil encontrar elementos inmediatos que
puedan ser utilizados de manera eficaz como evidencia. Sin embargo, volviendo a
nuestro ejemplo, los participantes a favor de la moción del debate como una de
las mejores herramientas educativas podrían utilizar el mismo debate en el que
participan como evidencia de la afirmación.

Podrían afirmar, por ejemplo, que los participantes de ambos
equipos no serían capaces de articular argumentos y presentarlos de manera
convincente si no fuera por su experiencia y práctica de debate.

Ejemplos e historias. Un tercer tipo de evidencia es la derivada de ejemplos o
narraciones. El orador puede relatar historias, incidentes o experiencias
—individuales o colectivas—, que apunten a proporcionar un contexto favorable a
la afirmación. En nuestro ejemplo, la historia personal de algún estudiante que
haya logrado mejorar su rendimiento académico gracias a la práctica de debate o
las historias de personas, que tras haber participado en actividades de debate,
hayan sobresalido en la vida profesional, pueden ayudar a ilustrar de qué
manera el debate impacta en individuos o comunidades concretas.

Este tipo de evidencia ofrece la posibilidad de visualizar en
casos específicos lo que las estadísticas suelen proporcionar de manera más
abstracta y general.

Testimonio de expertos. Finalmente, otra forma de evidencia es aquella que
proviene de testimonios de expertos o autoridades en materias relacionadas con
el tema. Siguiendo con nuestro caso del “debate entre las mejores
herramientas educativas”
, una autoridad que los participantes podrían citar
es un profesor que enseña comunicación o debate. Citar comentarios acerca de la
importancia del debate de ese profesor puede contribuir a reforzar la
afirmación, proveyendo una opinión respetable acerca del valor educativo de la
actividad.

La evidencia testimonial no está limitada a personalidades
contemporáneas. Uno puede indagar opiniones de figuras históricas: para apoyar
el valor del debate, por ejemplo, los participantes pueden referirse a Cicerón,
que ya en la antigua Roma escribió acerca de las virtudes del arte de la
oratoria y su importancia en la comunicación pública.

La eficacia de la evidencia testimonial está basada en la
legitimidad de la autoridad citada. Por lo tanto, cuando utilizamos este tipo
de evidencia, debemos tener especial cuidado en seleccionar ejemplos que gocen
de credibilidad entre la audiencia a la cual nos dirigimos.

Si, por ejemplo, citamos a Cicerón y nadie en la audiencia
sabe quién fue, o su importancia histórica, esta evidencia será menos eficaz
que otras basadas en autoridades familiares para la misma audiencia. De la
misma manera, si optásemos por utilizar citas de profesores, maestros o
educadores, deberíamos cerciorarnos de que resulten conocidos y de que, además,
sus opiniones sean respetadas por la audiencia. En suma, al utilizar evidencia
testimonial, debemos considerar la relación entre las autoridades elegidas y la
audiencia, y su grado de legitimidad.

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