QUIÉN SOY

Quién soy

Si, este soy yo. Este señor sentado solo, trajeado, con pinta de no haber dormido en 10 años, esperando su tercer vuelo del día. Os puedo decir con total sinceridad que sentía como si me hubiera pisado el cuello, como si me hubieran arrancado la cabeza de cuajo, como si hubiera pisado un kilómetro de botellas rotas. Estaba totalmente destruido, y no otra persona más que yo.

Escuché mi vuelo de la voz de una chica que tenía pinta de ser muy dulce, con una vida ajetreada, con novio pero con fecha para casarse y se le notaba en la voz el cansancio.

Mi cuerpo fue a levantarse para tomar el vuelo, de nuevo, como siempre. Pero por primera vez, note algo muy extraño. Mi cabeza dijo que no.

Ese mismo instante, ese mismo pestañeo, esa misma respiración de ese exacto momento, desperté. Me quedé ahí sentado, sin mover un centímetro, prácticamente sin pulso y con la mirada clavada fijamente a la plata reseca que estaba al lado de la puerta del baño de chicos.

Fué entonces cuando comencé a pensar. Eso que en mi juventud hacía pensando si Noelia, esa chica que me tenía loco, querría ir a comer al Burguer conmigo, y que parece que se me había olvidado hacer. Para ser totalmente sincero con vosotros, se sentía muy raro.

Llevaba los últimos 20 años de mi vida escuchando órdenes y realizándolas, sin ni siquiera pensar el motivo.

Comencé a preguntarme “¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo he llegado aquí?” No sabía responderlas, por lo que me pregunté cosas más generales “¿Porque estoy haciendo esto? ¿Que he hecho para acabar en este aeropuerto, solo? ¿Es de verdad lo que quiero?” Estuve meditando estas preguntas mucho tiempo, pero entre el ruido y mi candado, no pude responderlas.

Llegó la noche, se hizo el silencio, y yo seguía ahí, en el mismo asiento rígido como una roca del principio. Miré el reloj de la pared. Había estado allí 4 horas. Faltaban 2 minutos para que tocaran las 12 de la noche, y sentí mi bolsillo echando humo, al que probablemente mi jefe fuera el responsable.

Tras respirar muy hondo, levantarme sacando fuerzas de donde no las tenia y con los ojos húmedos, me pregunté. “¿Quien soy?”