COLEGIO CLARET DON BENITO
LA PERLA
DEL SOL
Como todos los
días volvió a sonar
el despertador en casa
de Ana, pero hoy sonaba de una
forma especial.
¡Ana, despierta!! Hoy es tu
cumpleaños! y ¡además comienza la primavera!
De un salto se vistió
y rápidamente corrió escaleras
abajo, no podía perdérselo, era
el acontecimiento más importante de cada año en Daviamol, el frío y el
deshielo iba a dar paso
al renacer cálido y verde claro
de la primavera, pero…..
Cuál fue
su sorpresa cuando vió que
el cielo
estaba todavía oscuro, y el
blanco invierno todavía permanecía
mezclándose con una extraña
calma, los pajarillos no
cantaban y no se
escuchaba el arroyo.
Lo que parecía
ser un gran
día, se había convertido en extraño, triste y
tenebroso.
Tabor, el
alcalde, reunió al
consejo de gobierno intentando
buscar una solución y como no hallaban
respuesta posible, acordaron visitar
a Soldar “La Bruja” que vivía
en los pantanos.
Y hacia el lugar se
encaminó el cortejo…..
No
habían hecho nada más que llegar, cuando detrás de una gran cortina de
humo apareció la
bruja, con voz temblorosa y siniestra dijo. ¡Sólo
alguien de corazón limpio y
nacido en el equinoccio de primavera puede
salvar al sol y así Daviamol volverá
a ser lo que fue! ¡Para ello tendrá que internarse hasta el corazón del pantano y allí limpiará la perla del sol,
que el hombre con su ignorancia ha
ensuciado! ¡Tenéis de plazo hasta el crepúsculo, sino la
Naturaleza morirá!
Y siendo
Ana la niña que cumplía
aquellos requisitos, la
mandaron a cumplir tan difícil misión.
A medida que se iba internando en
el pantano, el miedo se iba apoderando de ella, pero
sabía que no
podía retroceder, pues de
ella dependía la vida del sol y en definitiva la de Daviamol. El caminar era lento sobre el fango de los
vertidos de las fábricas y el sol poco a poco se oscurecía más y más.
Cuando llegó al corazón del pantano y vio la perla, corrió a limpiarla, pues no quedaba
mucho tiempo, pero en lugar de limpiarla la niña la ensuciaba más y más.
Ya se
había dado por vencida, al no ser capaz de limpiarla cuando la posó entre sus piernas, entonces
comenzó a recordar aquellos ríos
cristalinos, el cielo azul y el sol brillante…. Y una lágrima resbaló
por su mejilla y luego otra y
otra, las cuales al caer sobre la perla iban limpiándola, retirando así
el lodo que la cubría.
El sol comenzó de
nuevo a brillar deshizo el hielo y este
fue limpiando el barro.
Desde ese día todos
comprendieron el mensaje y trataron de establecer un pacto con la Naturaleza
que permitiría al hombre vivir en
armonía con su entorno.
