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¿Qué en ¿Qué Poesía… |
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Buenos días, queridos oyentes. Creo que ya |
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Bueno, Antonio, Y qué mejor manera |
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Se me ha quemado el Por el dolor de tus Y también de las Hablamos del mundo, Descendía su paz a Hay momentos del Amar, pensar, mirar, Y se sabe en la Solo, inútilmente Como si se tratase Hablamos de nosotros Y nos vimos Con poca fe, con las Con un madero en la Con toda la Porque no es la que Sólo la caridad nos Del mal nuestro de Mirábamos la calle, De luz, de tiempo, Después de este |
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Caminar no es el polvo del camino La mirada se aleja Agua sobre el papel y espuma sobre la Eres una grieta en nada en ti dura y Pronunciar la y acudir el desastre en aquel instante en el rostro de los No pudo ser, nunca pudo ser, nunca habría podido y sin embargo, en su vocación de obstinado su aliento y terca su palabra. Vivir no tiene Ahora, mi compañera |
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La niña rosa, Sobre su falda, como una flor, abierto, un atlas. ¡Cómo la miraba yo viajar, desde mi Su dedo, blanco desde las islas iba a morir al mar ¡Cómo la miraba yo morir, desde mi La niña, rosa Sobre su falda, como una flor, cerrado, un atlas. Por el mar de la van las nubes rojas islas de sangre. |
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¿Qué opinas, Antonio, después de escuchar |
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Bueno, a ver… Le comenté: -Me entusiasman tus Y ella dijo: -¿Te -Grandes, respondí sin Y también sin dudar |
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Vaya, ¿eso es tuyo? |
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Ah, quién sabe. Feliz día de la |
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