Los alumnos de 1ºC de Primaria, del Colegio Echedye 3, nos cuentan el cuento de
invención propia, junto a su profesora Maite. Que lleva por título “La tortuga Magdalena”.
Han intervenido los alumnos:
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Diego Manuel Dorta Marichal
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Diego Guillén Mallorquín
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Rodrigo Lapeña Rodríguez
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Samuel Nóbrega Mrva
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Sara Ramos Farrais
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Darío Rodríguez González
Hemos utilizado para este trabajo la canción:
Música emotiva #57
Historia de amor (No copyright)
Una
soleada mañana de primavera, los niños y
niñas de 1º C de primaria hacían en silencio y en calma sus tareas en la
libreta, desde las ventanas abiertas, solo se oía el canto de algunos pajaritos revoloteando en el patio, el
zumbido de las abejas posándose en las flores de la finca y el trote de los caballos de la finca
de Aloe. Hacía una ligera brisa.
Maite,
viendo a sus niños y niñas trabajar tan contentos, dio un golpecito en su mesa y les propuso
ir a la huerta del colegio para descansar y disfrutar del día. Todos dijeron
que síííí¡¡¡ Pero debían
salir sin hacer ruido por los pasillos, solo se podía oír los pasos.
Llegaron al
huerto y algunos niños se pusieron a regar, otros a hacer surcos en la tierra para poder sembrar algunas semillas de
sandía, otros se pusieron a jugar a hacer sonidos con su cuerpo. Estaban todos muy contentos¡¡¡¡¡
De repente,
se oyó el ladrido de un perro,
corriendo rápidamente hacia ellos y en su lomo traía otro animalito que
agarrado a él, daba pequeños
botes. Tardaron en saber qué era, se quedaron sorprendidos al comprobar
que traía una tortuga de color marrón, estaba toda mareada del viaje y tenía
una patita con una herida, ya que se había caído del muro de un jardín y el perro que pasaba justo en ese
momento , la cogió y fue a pedir ayuda para curarla. Tanto el perro como ella venían tan cansados
y muertos de sed, que los niños no dudaron en darle agua a los dos y acariciarles para que descansaran.
Maite vio
una caja de cartón y metieron a la tortuga dentro para llevarla a secretaría y
poder curarle la herida. Después, hablaron con Mary de cocina para que les
diera un poquito de lechuga y tomate, que se comió con mucho gusto. Y por último, consiguieron
una toalla que se las dio Silvia de limpieza, para poder hacerle una camita.
Esa misma
tarde, dejaron a la tortuga en la clase dentro de la cajita para que
descansara. Al día siguiente, cuando entraron en la clase, se oyó a la tortuga caminando dentro de la caja, la
abrieron y ella les miró con tanto cariño y agradecimiento, que los niños y
niñas le pidieron a Maite quedársela como mascota de la clase. La llamaron
Magdalena y todos los días bajaba con los niños y niñas al recreo a tomar el sol. Hipólito, el director, les regaló un espejito
mágico para que cuando Magdalena se mirara en él, viera reflejada a la tortuga más coqueta y bonita de Buzanada.
Y cada fin de semana se turnaban entre ellos para cuidarla en sus casas.
Y colorín,
colorado, este cuento se ha acabado.
