PODCAST CONCURSO – AL FINAL DE LA ESCALERA

GUIÓN

Presentador: Bienvenidos amigos de lo inquietante. En este episodio nos adentraremos en el misterio y el terror. Preparad vuestros oídos, templad vuestros nervios… Puede que, después de esto, no volváis a ser los mismos… O no volváis a dormir… El episodio de hoy veremos que no siempre hay que fiarse de los sentidos…

Escuchad atentamente… Al terminar nos encontraremos… o quizá no (Risa malvada)

Narradora: El fuego del ambiente exterior pesaba junto al intenso aire en los alrededores. La luna llena se asomaba entre nubes ligeramente grisáceas, brillante como solía serlo, iluminando cada pequeño rincón sucumbido en una penumbrosa oscuridad. Los aullidos de animales callejeros resonaban, formando una pequeña bulla en la lejanía.

Luke suspiró, cogiendo un cigarrillo de sus anchos pantalones. Sin pararse a tomar un mechero, aprovechó el cercano fuego para encenderlo. Gimió placenteramente al sentir el olor del humo entre sus fosas nasales. Lentamente, se aproximó a los policías que registraban las afueras.

—¿Cuál es la novedad esta vez?—Preguntó, analizando sus uñas mientras esperaba una respuesta. Una que nunca llegó. Elevó una ceja, confuso. Decidió formular nuevamente su pregunta. Sin respuesta.  

Luke chasqueó la lengua y decidió adentrarse para poder rastrear lo ocurrido. Empezando por el jardín. Sus pies se movían al ritmo de los crujidos de las llamas. Algo llamó su atención al pasar por el invernadero un poco—bastante—chamuscado. Miró estupefacto, su cuerpo se estremeció completamente. Con un impulso totalmente ajeno a la prudencia y a la lógica, decidió entrar.. 

Detuvo el paso al abrir la puerta, había pisado algo. Miró hacia el felpudo, pintado cuidadosamente con sangre y algunos otros líquidos desconocidos. Su respiración se atascó al identificar un olor a putrefacción. Agarró algo que parecía aplastado recientemente. Una nota, escrita sobre cartón, un poco quemada; las letras escritas en lo que parecía un vago intento de rasgar lotería. “Cree sólo en la mitad de lo que veas y en nada de lo que escuches”. Con curiosidad, le dio la vuelta a la hoja para ver si…

—¿Ves algo que te guste?—Una juguetona voz resonó cerca de su oído, pero al voltearse… simplemente no había nada. 

Crak Crak Crak. Espera, ¿eso era una escalera? Sonaba como si unos niños corretearan por ellas. Siguió el imparable sonido. El pasillo contenía un tocadiscos que, ante su presencia, comenzó a sonar.

¿Por qué no juegas conmigo? ¿Crees que estoy loca? Dime tu secreto, vamos. Papá está en el jardín haciendo cosas malas… ¿Quién es esa chica? Parece dormida, está muy quieta… Por favor no lo dejes entrar. Las puertas pronto se cerrarán. Las puertas… Perdona las malas acciones. Piensan que somos perfectos, no ven lo que yo veo. Por favor, las puertas…

Espera.

¿Las puertas?

De pronto el chirrido de una vieja puerta abriéndose sonó. Su cuerpo se detuvo, totalmente petrificado. 

—¿Papi?—La voz de una niña inundó el ambiente, formando eco entre las paredes bañadas en humedad. Luke se encogió cuando una pequeña mano estiró sus pantalones con suavidad. Se volvió y… nada. Un grito infantil, una risa juguetona y todo se volvió negro.