En la década de 1920 muchos empresarios radiofónicos
comenzaron a buscar financiación para sus emisoras.
Un comité de hombres de negocios de Nueva York pidió
fondos al público oyente para contratar a interpretes de alta calidad, pero no
funcionó porque los oyentes preferían escucharlo gratis.
Al principio, los anunciantes simplemente mencionaban
su nombre o titulaban el programa con el nombre de sus productos. El primer programa
comercial lo lanzó la Weaf (actualmente WNBC) el 28 de agosto de 1922. Fue una cuña de diez minutos en el que por
primera vez se mencionaban productos. un mes después, dos empresas (Tidewater Company
y American Express) anunciaron que sus ventas habían aumentado gracias a la
publicidad radial.
El público aceptó la publicidad con tal de poder disfrutar
de sus programas. Además, el dinero procedente de la publicidad hacía posible
la contratación de cómics, cantantes y de orquestas. Los radioteatros semanales
se hicieron populares y gracias a todo esto, la crisis de 1929 casi no tuvo
incidencia en la radio.
